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Luminares en el Mundo

Escrito por: Cesar Castellanos

Cuando todo era caótico, cuando todo estaba desordenado y vacío, Dios dio Su palabra de autoridad: ¡Sea la luz! Y al instante todo se iluminó.



“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”. (Génesis 1:3)

Cuando todo era caótico, cuando todo estaba desordenado y vacío, Dios dio Su palabra de autoridad: ¡Sea la luz! Y al instante todo se iluminó.


¿Podrá alguien trabajar en medio de la oscuridad? Tal como lo experimentaron los egipcios cuando Dios le dijo a Moisés: “Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera las palpe. Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por tres días. Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones” (Éxodo 10:21-23).

Para comenzar un año de victoria primero debemos remover todo lo oscuro que haya en nuestra vida, nuestro carácter o en nuestra familia y declarar: que Su luz resplandezca sobre nosotros.

¿Qué luz podemos llamar?

Recordemos que cuando Jesús vino a este mundo, éste se encontraba en completa oscuridad, mas Su venida vino a ser el Sol de Justicia que llegó a resplandecer en nuestros corazones. “El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; y a los asentados en región de sombra de muerte, luz les resplandeció” (Mateo 4:16).

“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).

Debemos entender que Jesús no es cualquier luz, Él es la única luz de este mundo, debemos recordar que Él es el Verbo de Dios y que por medio de Él todas las cosas fueron hechas y aunque gozaba del privilegio de ser igual a Dios, decidió despojarse para poder otorgar redención a toda la raza humana.

Motivo por el cual aceptó que el Padre le hubiese preparado un cuerpo humano donde Él debería habitar tal como lo expresó el escritor a los Hebreos: “Por lo cual, entrando en el mundo dice: “Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí” (Hebreos 10:5-7).

Jesús supo desde un principio la misión que el Padre le había asignado y estuvo dispuesto a asumir esa responsabilidad. Luego el Señor dijo a Sus discípulos: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:14-16).

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